lunes, 20 de enero de 2014

¿Enseñar a escribir una difícil tarea?

Hoy en día se puede decir que es muy difícil enseñar a los niños a escribir bien, incluso más difícil aún cuando somos nosotros como adultos quienes hemos caído en los mismos errores de abreviar las palabras. 

La tecnología si bien nos ayuda de algún modo a mantenernos al día y en contacto con lo que sucede a nuestro alrededor, también posee unas características que la ponen muy en contra de lo que sería la comunicación. Es de algún modo un poco irónico pues, sí bien se puede decir que nos une con el mundo, es válido también el decir que nos separa de los que tenemos más cerca. 

En este caso, creo que la aparición o el invento de varias redes sociales si bien ha sido un fenómeno también ha creado en nuestra sociedad un poco de inquietud. La mayoría de estas herramientas como lo son: Facebook y Twitter, nos han obligado a escribir de forma no apropiada, de una manera en la que hemos prácticamente saltado las normas de la gramática y la ortografía. Ya sea por los pocos caracteres o porque simplemente nos acostumbramos a ello para ahorrar "tiempo" olvidando aquello que dice "así como escribimos, así también hablamos".  

 Soy de las que piensa que este boom incluso ocurrió mucho antes de la llegada del 2.0. Si recordamos un poco, con la aparición de los mensajes de texto, comenzamos a experimentar este suceso en el cual, por ahorrar tiempo, espacio e incluso hasta el saldo escribíamos diferentes palabras de manera abreviada o saltándonos incluso signos de puntuación y de exclamación. 

Hablo de este tema pues lamento decir o mejor dicho confesar que he visto esto en trabajos de niños en la escuela. Y es grave porque dejamos de entender que aunque no es permitido y no se justifica ya no sólo lo hacemos en redes sociales sino que lo estamos llevando a otros ambientes donde se supone que esto no debe estar permitido. 

 Hemos dejado de lado la comunicación cara a cara, hemos desvirtuado el idioma, hemos modificado todas las cosas que nos hacen ser más humanos. Cambiamos los libros por aparatos electrónicos. Y a medida que nuestra sociedad avanza nos perdemos en este mundo netamente tecnológico, en el que pareciera ser natural ver a una niña de meses manejar un celular o un iPad, es hasta gracioso ver lo rápido que aprenden y se adaptan.  

 Por mi edad creo que estoy en medio de dos tiempos, aquel donde los libros y escribir bien importa y otro donde las redes sociales me permiten la libertad de comerme algunas cosas. Simplemente quiero con esto, que agarremos lo bueno de cada cosa y la apliquemos correctamente. Hoy me hago un llamado y les hago uno a ustedes para que manejemos nuestros recursos como es debido. Agarremos los libros y aprendamos cosas nuevas y esas cosas vamos a compartirlas en nuestras redes sin dañar el idioma. Hagamos que los niños, que bien son nuestro futuro no pierdan la esencia de lo que es y ha sido el lenguaje. Ellos aprenden más rápido que nosotros. 

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